Copán ofrece un recorrido de naturaleza e historia
La visita a la ciudad de Copán es obligatoria para los amantes de la arquitectura maya y de la historia de Mesoamérica.
Por: Ángel Elías/ @angeleliasGT
Fotos: Víctor Melchor
Existen ciudades que permanecen en el tiempo, que se enclavan y que parecieran que son una máquina del tiempo que retrocede al visitante, una de ellas es la ciudad arqueológica maya de Copán, en Honduras, que desde 1980 es Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Este es uno de los asentamientos mayas más importantes de toda Mesoamérica. En las orillas del río Copán se volvió, durante sus comienzos, en un gran imperio y que en su momento de mayor esplendor fue comparado con ciudades como Tikal, Calakmul y Palenque. Se encuentra a 11 kilómetros de la frontera con Guatemala, por lo que lo hace un punto turístico accesible para hondureños y guatemaltecos.

Cuenta con un museo, un recorrido guiado, varias plazas y excavaciones que sumergen al visitante en una aventura llena de misterio, historia y conocimiento por las civilizaciones que habitaron las selvas centroamericanas.
Copán a través de los años
Según investigaciones, su ocupación se remonta al preclásico temprano maya (1400 al 1200 antes de nuestra era) de esto se sabe que hubo pobladores, pero se tiene muy poca evidencia para identificarlos. Ya en el año 1000 antes de nuestra era, existen evidencias de construcciones. Lo que viene luego, en el año 320 de Nuestra era diferente, fue el esplendor de Copán.

Cuenta con varias construcciones, plazas, estelas monumentales, un espectacular juego de pelota y una de sus maravillas: la escalera de uno de sus templos tiene glifos que cuentan los detalles de su vida política. Esta construcción es única en todo el territorio maya. Ya que cuenta con decenas con glifos esculpidos, muchos de ellos aún bajo estudio.
Su nombre original pudo ser Oxwitik, que algunos traducen como Tres raíces, sin embargo, su glifo emblema es el del murciélago, el cual se pude observar en varios de sus monumentos. Su poderío fue innegable, sus escritos y glifos demuestran su hegemonía en toda la región a través de una dinastía consecutiva de varios gobernantes. Hasta el año 738 de Nuestra era, cuando su gobernante Uaxaclajuun Ub’aah K’awiil, conocido como 18 conejo, fue capturado por, quien hasta ese entonces era un pueblo subordinado, Quirigua (Guatemala). Luego de eso Copán pasó por 17 años de silencio. Levantaron su ciudad, pero no al ritmo que acostumbraban. Estas situaciones derivaron en inconformidades y levantamientos, que ocasionaron el ocaso del imperio de Copán, que mantenía el dominio del jade, la obsidiana y el comercio con lo que ahora se conocer como la Riviera maya en Yucatán y Belice.

La ciudad pasó de tener más de 20 mil habitantes a 5 mil en sus últimos años, esto entre el siglo VIII y IX. A la llegada de los españoles era una ciudad importante, pero casi sin habitar, probablemente como una ciudad de culto. Tuvo 17 gobernantes que le dieron el esplendor a la ciudad.
En la actualidad, recorrer la ciudad es una aventura completa, en la espesura de su reserva biológica uno se encuentra con guacamayas que le dan la bienvenida al visitante. Al internarse en cada uno de sus palacios se siente aún la energía de sus antiguos habitantes. Es fácil imaginarse a los antiguos mayas recorrer aquellos lugares, con la profundidad de su cosmogonía, sus cálculos astronómicos y la fuerza de una civilización que aún existe en los pueblos cercanos.
Copán enciende la máquina del tiempo y muestra parte de la historia que pareciera habíamos olvidado.

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