David Unger es un escritor de alma inquieta
David Unger conversó con Guatemalanart sobre sus comienzos en la literatura guatemalteca
Por: Ángel Elías / @angeleliasGT
David Unger no tiene una rutina para escribir, le roba el tiempo al trabajo, a las ocupaciones cotidianas y sus quehaceres académicos. “Me siento escritor guatemalteco, tengo tantas cosas por hacer que la escritura es algo que aparece en cualquier momento”. David es uno de los novelistas más destacados de la última década en Guatemala, aunque no viva en Guatemala.

Se considera un “guategringo” ya que nació en Guatemala y desde su niñez, sus padres lo llevaron a Estados Unidos. “Nunca dejé de tener un tipo de conexión importante con Guatemala. Todo lo que pasé acá me mantiene con un nexo irrompible con el país, aunque no hubiera desarrollado mi vida en Guatemala, si me siento parte del país”, explica.
El escritor, también Premio Nacional de Literatura de 2014, es una persona inquieta, desde el punto de vista literario. Siempre que se platica con él tiene la propuesta de una novela, un relato en mente o planes para escribir. Su carrera se desarrolló en la novela, pero sus primeras lecturas fueron poemas. “En mi niñez me enganché con los poemas de Dylan Thomas, la poesía fue ese gran descubrimiento para mí”.
Luego de eso, David buscó las letras como quien busca una balsa durante un naufragio, no solo para conectarse con su sensibilidad de escritor sino también para encontrarse con su pasado. “Comencé a leer a los poetas y escritores latinos. Guatemala apareció después. En la década de 1970 vine al país y existía la revista Alero, compré algunos ejemplares y me los llevé para Estados Unidos. Allí conocí poetas como Otto René Castillo y simplemente no pude dejar de seguirles la huella”.

Su carrera transcurrió entre poetas, novelistas y estudios de literatura. La inquietud por escribir no lo dejaba, lo perseguía, como los fantasmas que no dejan de tocar el hombro hasta que amanece. Justo el amanecer de las letras de David fue de la mano de otras de sus pasiones y lo que le ha dado para sobrevivir, la traducción. “Había hecho algunas traducciones, en la década de 1990 había escrito una novela. Me la pidieron, ‘Sé que tienes un relato, queremos leerla’, me dijeron. Después de la insistencia mandé la novela y a las semanas me dijeron que la iban a publicar. Así vio la luz Vivir en el maldito trópico”.
Su carrera como novelista comenzó a los 52 años. “Así tenía que ser”, explica al preguntarle ese dato. A partir de esa primera novela, publicada en inglés en Estados Unidos se vinieron una serie de publicaciones y una cascada de buenas novelas. Para mí, eres divina; El manipulador; El precio de la fuga son solo algunos de los títulos que le valieron para recibir el Premio Nacional de Literatura y el reconocimiento especial de los lectores guatemaltecos.

Este novelista escribe en inglés, pero piensa en español sus letras son el reflejo de la personalidad tan conflictiva del latinoamericano, del guatemalteco que se sumerge en las contradicciones y la resignación. “Muchos objetan porque escribo en inglés, pero eso no evita que me sienta guatemalteco, que durante mi infancia viniera a pasar las vacaciones a Guatemala, que me sienta como un guatemalteco más, un poco agringado -sonríe- pero guatemalteco al fin”.
La literatura de David son novelas pensadas, de mucho tiempo de quietud. “Así soy, un escritor que necesita repasar mucho una idea antes de pasarla al papel”. Eso es David, un escritor que deja en reposo sus letras a pesar de su alma inquieta.
Comments are closed.